Dentro
del Plan de Acción Europeo contra el alcohol para el período 2000-2005, la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) ha adoptado una declaración sobre el alcohol que pretende
planificar las medidas a tomar en el futuro, en especial en la protección de
los más jóvenes.
El
llamamiento que la OMS hace a sus países miembros en defensa de la salud y el
bienestar de la población es un reflejo de su posición frente al consumo de
bebidas alcohólicas, y se traduce en una declaración entre cuyos objetivos se
encuentra la protección de los jóvenes frente a los efectos nocivos de un
consumo irresponsable de alcohol.
Como en
ocasiones anteriores, la Organización
Internacional de la Viña y el Vino (OIV) solicitó participar en la
conferencia como observadora, aunque esta vez le fue negado el acceso. En la declaración adoptada en la
reunión, la OMS afirma que «desde la perspectiva de la salud pública, el
mensaje está claro: no existen evidencias científicas acerca de un límite
seguro en el consumo de alcohol».
Para
contrastar los numerosos estudios que destacan los beneficios del consumo
moderado de alcohol en la prevención de las enfermedades cardíacas, la OMS ha
encargado un estudio comparativo a escala europea (ECAS, European
Comparative Alcohol Study) que intenta reflejar las políticas sobre
el alcohol seguidas por 14 países de la Unión Europea y Noruega, así como los
patrones de consumo de la población y sus efectos.
Los
resultados del estudio no desmienten que el consumo moderado de vino u otras
bebidas alcohólicas tengan efectos positivos sobre la salud, pero señalan que
con la cantidad de alcohol que se consume en los países europeos los posibles
beneficios quedan completamente anulados. Así el estudio concluye que el
alcohol no tiene efectos positivos para el corazón a escala poblacional y que
no puede considerarse que un aumento en el consumo por habitante pueda prevenir
la aparición de isquemias cardíacas u otras enfermedades coronarias.
El
estudio pone en evidencia que en cuestión de salud pública lo significativo no son
tanto las propiedades del vino u otras bebidas alcohólicas, sino sus patrones
de consumo. A este respecto, los resultados difieren en el norte y el sur de
Europa. Mientras que en los países del norte aumenta la cantidad total de
alcohol consumido y con ella la mortalidad, en los países del sur el alcohol no
parece ejercer un efecto tan negativo sobre la salud. La OMS atribuye estos
resultados a las diferencias culturales entre países mediterráneos y nórdicos,
y a los distintos patrones de consumo.
En conclusión,
la OMS considera las bebidas alcohólicas potenciales factores de riesgo y no
sustancias terapéuticas o preventivas.
Las
divergencias entre las declaraciones de la organización y los trabajos que defienden los beneficios nutricionales
de un consumo responsable de estas sustancias ponen de manifiesto grandes
diferencias culturales, en las que se confunden patrones de consumo y se
subestima el papel que desempeñan en la nutrición bebidas como el vino o la
cerveza, evidenciando la necesidad de aplicar políticas correctas para
modificar conductas erróneas.
[29/06/01]
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