Introducción

Las actividades de I+D en la vitivinicultura, desde la perspectiva académica, podemos analizarlas a partir de un conjunto de aspectos que, a su vez, están íntimamente ligados y/o dependientes, como son:

  1. a) Campos de actuación
    Los campos de actuación van a venir marcados fundamentalmente por las políticas y objetivos establecidos por las distintas administraciones: autonómica, nacional e internacional. La investigación vitivinícola tiene un reflejo muy claro en la economía de una región determinada, por lo que las actuaciones autonómicas pueden ser determinantes en el progreso de la vitivinicultura. Estas actuaciones se reflejan finalmente en una serie de programas, con objetivos concretos y con subvenciones o fórmulas de participación.
  2. b) Programas de actividades
    Cada Administración establece actividades dentro de unos programas más o menos definidos, en los cuales tenemos que encajar los que nos dedicamos a la investigación vitivinícola. Los distintos programas vienen marcados por unas líneas prioritarias; así, por ejemplo, en Andalucía dentro del Plan Andaluz de Investigaciones, la investigación en vitivinicultura está reflejada en la Ponencia de Agroalimentación; a escala nacional, dentro del Plan Nacional de I+D+I, la investigación vitivinícola tiene además una Acción Estratégica. Sobre estos aspectos concretos, Julián Rivas aporta datos recientes en su artículo Financiación pública de la investigación enológica en España.

Las distintas actividades se pueden relacionar con los distintos programas de subvención, que resumidos son:

  1. Recursos tanto humanos (becas y/o contratos) como de equipamiento e infraestructura.
    2. Proyectos de distintas modalidades de participación y/o subvención.
    3. Otras acciones, como movilidad.
  2. c) Protagonistas
    Los protagonistas de la I+D son los grupos de trabajo de los organismos públicos de investigación y lógicamente las empresas del sector vitivinícola. La I+D en el campo de la vitivinicultura tiene una serie de connotaciones especiales que hacen que ésta tenga que ser casi obligatoriamente colaborativa entre grupos de investigación de los centros públicos y las empresas del sector.

En un laboratorio o instalaciones de un centro público de investigación, se podrán simular algunos procesos enológicos, aunque escasos, e incluso realizar en escalas piloto otros procesos. En este sentido, la caracterización del proceso y de los productos obtenidos tiene muchas probabilidades de alejarse de la realidad y, por tanto, la posible mejora del proceso y de los productos es limitada.

Sin embargo, si esta investigación se realiza en colaboración con una bodega, gran parte de los procesos se podrán realizar directamente en las instalaciones de la empresa, y la caracterización tanto de los procesos como de los productos está más cercana a la realidad; así, las posibilidades de mejora del proceso y de los productos serán mayores.

Independientemente de lo comentado, en la actualidad no se concibe una actividad de I+D vitivinícola de grupos pertenecientes a universidades u otros organismos públicos, sin colaborar con bodegas, aunque esta colaboración sea simplemente en el suministro de muestras o, en el mejor de los casos, con plena implicación de la empresa, participando incluso en la cofinanciación o financiación de la misma.

 

Análisis de las ayudas de I+D

La escasa contribución de España a la I+D en general, lógicamente, se ve reflejada en el sector vitivinícola. No obstante, conviene indicar que en los últimos años se han incrementado considerablemente las actividades de I+D, debido en gran parte a la financiación de proyectos de I+D vitivinícolas (tabla 1), desarrollados fundamentalmente por los grupos de investigación de los centros públicos de investigación y algunas empresas.

Tabla 1 Resumen de proyectos financiados en el período 1996-2000

(Datos obtenidos de Julián Rivas: Financiación pública de la investigación enológica en España)

Dentro de estas actividades financiadas conviene destacar la gran aportación de los proyectos FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional), que ha permitido fomentar la investigación coordinada entre distintos grupos de investigación con participación empresarial, aunque dirigidos básicamente a regiones de objetivo 1 y, en menor grado, a regiones objetivo 2. En estos proyectos se esperaba que se podría lograr una mayor financiación para equipamiento o infraestructura en base a los objetivos de dichos proyectos (I+D e innovación), sin embargo ha habido un notable recorte en este concepto, posiblemente debido a la obligatoriedad de la cofinanciación del 30% por parte de la CICyT, la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología.

Un aspecto que conviene destacar en estos proyectos ha sido la obligatoriedad de incluir en el apartado de personal la fórmula de la contratación y no de la dotación de becas, lo que supone un notable aumento en este concepto. Quizás ésta sea la causa por la que tales proyectos tienen una media de financiación (17 millones) más alta que el resto.

Otra de las modalidades de financiación a destacar ha sido la Acción Estratégica Mejora de la calidad y la competitividad de los vinos que su propia inclusión en el Programa Nacional de Recursos y Tecnologías Agroalimentarias ha sido una decisión exitosa para el sector y ha despertado bastante inquietudes entre los grupos de investigación, como lo demuestra el elevado número de solicitudes y los 54 proyectos financiados. Sin embargo, conviene señalar que para esta Acción Estratégica se esperaba una mayor dotación presupuestaria.

En cuanto a la financiación de las comunidades autónomas, mayoritariamente suelen ser ayudas a los grupos de pequeñas cantidades, más o menos correspondientes a períodos anuales, sin criterios homogéneos de asignación; en muy pocas comunidades, existe la modalidad de convocatorias de proyectos que son evaluados por la ANEP. En la mayoría de las regiones vitivinícolas de España hace falta una política o gestión de la investigación que favorezca al sector, siendo más fácil optimizar los recursos y programar actividades a través de las comunidades autónomas con una política definida y representativa con sus necesidades, como ocurre en otras regiones extranjeras.

Una fuente de financiación que apenas se recurre a ella es la Unión Europea, en concreto dentro del V Programa Marco, tanto los grupos de investigación como las bodegas, especialmente las pymes, no hemos logrado los retornos deseados. Si bien, conviene señalar que la búsqueda de socios, la preparación de las propuestas y la gestión de los proyectos la hacen poco atractivas. No obstante, tanto los grupos de investigación como las empresas del sector vitivinícola debemos de procurar que el VI Programa Marco que ya se está elaborando, no lo dejemos pasar como los anteriores.

Dentro de la financiación de actividades de I+D, convendría analizar la necesidad de los recursos humanos. El número de personas que se dedican a la investigación vitivinícola se ha incrementado en los últimos años, relacionado con los proyectos mencionados anteriormente, incluso en algunos de ellos va implícita la dotación de becas y/o contratos de investigación.

En los grupos de investigación es fundamental ir incluyendo a nuevo personal para su formación en la investigación, realización de tesis doctorales, etc. La inclusión de becas dentro de los proyectos de investigación es un acierto, aunque se tendría que fomentar la contratación de personal, lo cual debería facilitarse no recortando la dotación presupuestaria de este apartado.

Hay que tener en cuenta que hasta hace aproximadamente cinco años el personal que se integraba en los grupos de investigación no tenía una formación universitaria totalmente enológica, proviniendo de licenciaturas muy diversas. Sin embargo, en los últimos años gracias a la licenciatura de enología, se está incorporando personal a la investigación vitivinícola con una alta preparación. Esto lógicamente será un indicador importante de la investigación vitivinícola en España en los próximos años, por lo que ello traerá consigo, con programas específicos de doctorado en enología, programas de intercambio, etc. En este sentido, la Coordinadora de universidades españolas que imparten enología, que viene manteniendo reuniones anuales, ya ha comenzado a poner en marcha un programa de doctorado interuniversitario de enología.

Dado el carácter especialmente aplicado de la I+D vitivinícola (investigación colaborativa), la realización de las tesis doctorales también debe seguir en esa línea, es decir, con participación real de una bodega e incluso con permanencia en la misma. En este sentido, en el anterior Plan Nacional se puso en marcha un programa de becas de intercambio de personal investigador, en el que existía la modalidad de la realización de la tesis doctoral en las dependencias de la empresa. En el sector vitivinícola se lograron bastantes becas de este tipo; sin embargo, inicialmente, estas becas no se utilizaban de un modo adecuado: por un lado, los grupos de investigación pretendían que el becario estuviese siempre en sus dependencias y algunas bodegas utilizaban la presencia del becario o la becaria para la realización de trabajos diferentes a la tesis. En los últimos años, estas circunstancias han ido desapareciendo, y aunque en la actualidad este programa no está en vigor es una modalidad interesante que, además de hacer participar más a las empresas en actividades de I+D, sirve como fórmula de acercamiento entre los grupos de investigación y las bodegas. Por tanto se debería aprovechar la experiencia de los años que han estado en funcionamiento y mejorar las acciones en este sentido.

Una cuestión a tener en cuenta es la continuidad de los doctores en las actividades de I+D. Algunas fórmulas se pusieron en marcha como la Acción IDE (incorporación de doctores en empresas), programa que en el sector vitivinícola no se llegó a utilizar suficientemente, teniendo en cuenta que las empresas tenían que aportar pequeñas cantidades durante los primeros años.

Recientemente se ha convocado el Programa Torres Quevedo de incorporación de doctores y tecnólogos a empresas y centros tecnológicos, con vistas a estimular la demanda de las empresas de personal suficientemente preparado para acometer planes y proyectos de I+D, fomentando el mercado de doctores y tecnólogos ene le sector privado. Con este programa las empresas del sector vitivinícola, especialmente las pymes tienen una oportunidad para incrementar y fortalecer la capacidad de I+D, mejorar su capacidad tecnológica con la implantación y desarrollo de procesos de investigación. De la misma forma, el programa puede fomentar la transferencia de los resultados de investigación desarrollada en los centros públicos mediante la implantación en bodegas y la movilidad del personal formado en dichos centros.

Finalmente, otro aspecto importante en la mínima dotación para recursos humanos de apoyo a la investigación, como técnicos, personal auxiliar y de campo, lo que repercute considerablemente en el desarrollo de las actividades de I+D. Algunos grupos de investigación tienen una alta carga de trabajo auxiliar e incluso administrativo en la gestión de los proyectos, ya que no se cuenta con esta ayuda en gran parte de los centros universitarios.

Los recursos de infraestructura necesaria para la realización de las actividades de I+D se han venido logrando mediante los distintos proyectos financiados, incluidos en el apartado de material inventariable, aunque esta dotación se refiere a equipamiento de coste medio, con lo que la dotación de cierta infraestructura costosa no es subvencionable por esta vía.

Para la investigación vitivinícola, además, hace falta un equipamiento de alto coste, como plantas piloto para su estudio previo a la implantación en bodega o incluso bodegas experimentales, incluso instrumentación analítica con cierto grado de innovación de elevado coste. Lógicamente, la dotación de este equipamiento hay que lograrla por otra vía, como es la de subvención directa de infraestructura que en los últimos años no existe una política clara de financiación desde el Plan Nacional y desde algunas comunidades autónomas que, además, mantienen un criterio de asignación un tanto peculiar y sin objetivos claramente definidos.

En consecuencia, es necesario un programa definido con objetivos y criterios concretos para la dotación de infraestructura de plantas piloto, equipamientos específicos con alto nivel tecnológico, instrumental de elevado coste, equipamiento de uso compartido, etc. Este programa debe de tener en cuenta la optimización de recursos ya disponibles, la rentabilidad del uso de dichos recursos, la potencialidad de uso de los recursos, para lo cual se debe tener en cuenta a las necesidades de los grupos de investigación y especialmente a las necesidades de las bodegas. Habría que ir pensando en optimizar y/o concentrar estos medios en grandes instalaciones como centros de investigación o centros tecnológicos orientados hacia el sector industrial vitivinícola.

 

La I+D colaborativa

Ya se ha comentado la particularidad de la I+D vitivinícola y la necesidad de que ésta se practique colaborativamente entre grupos de investigación de centros públicos y empresas del sector vitivinícola. Esta colaboración podríamos decir que actualmente se viene desarrollando de forma habitual y, por tanto, se puede concluir que su práctica es fluida y fácil, sin embargo todavía existen ciertas lagunas para que dicha colaboración se lleve a la práctica y en la propia colaboración.

Tradicionalmente se ha venido admitiendo que el mundo universitario y el empresarial no se han entendido, que tenían lenguajes propios, objetivos incluso opuestos y que la forma de trabajar era totalmente diferente. Quizás una de las claves que han marcado la falta de entendimiento o la dificultad para colaborar haya sido el desconocimiento mutuo, la investigación que realizan los centros públicos (oferta) y las necesidades o problemáticas de las bodegas (demandas). Es probable que hoy día aún sigan existiendo algunas diferencias y el acercamiento entre los mismos sea difícil, pero no cabe duda que en los últimos años se han acercado ambos mundos y especialmente en el sector vitivinícola. Además de las connotaciones propias de la I+D vitivinícola que ha ayudado a este acercamiento y entendimiento para desarrollar una I+D colaborativa entre los centros públicos y las bodegas, no hay que descartar las distintas acciones o programas que se han venido implantando para facilitar dicha I+D colaborativa.

La creación de las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) facilitó sustancialmente la difusión de la oferta de la capacidad investigadora de los centros públicos y la existencia de las distintas acciones o programas en los que podían participar las bodegas. Algunas de estas oficinas funcionan como verdaderos agentes de conexión entre los centros públicos y las empresas, sin embargo están más polarizadas o utilizadas por los centros públicos, aunque también han surgido algunas oficinas más cercanas al sector industrial, como la de la Federación Española de la Industria de la Alimentación y Bebidas (FIAB).

Algunos de los indicadores relacionados con la investigación colaborativa son los proyectos de investigación subvencionados con participación entre grupos y bodegas. Así los proyectos que dependen del Programa para la Transferencia de Resultados de la Investigación (PETRI) han sido una buena solución para facilitar la transferencia de resultados de los centros públicos a las bodegas. Aunque en los últimos seis años se han subvencionado pocos proyectos PETRI es de esperar que los grupos de investigación sigan participando en éstos. Por otro lado, la participación de las bodegas con la colaboración de un centro público, en los proyectos de investigación y desarrollo tecnológico, a través del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), han sido un tanto mayor. Es de esperar que los grupos de los centros públicos y las bodegas puedan incrementar la participación en actividades de I+D colaborativa, aprovechando los nuevos programas existentes como los nuevos proyectos del Programa de Fomento de la Investigación Técnica (PROFIT).

Todos estos mecanismos y posibilidades de participación son para fomentar la investigación colaborativa y una mayor dedicación a la I+D de las empresas, pero éstos no tendrán validez alguna si las bodegas no invierten más en I+D. Igualmente las asociaciones o federaciones de empresarios, y especialmente los consejos reguladores de las distintas denominaciones de origen, deberían implicarse en fomentar actividades de I+D, mediante ayudas o financiación concretas.

A pesar de todos los mecanismos para facilitar la colaboración entre los centros públicos y las bodegas, siguen existiendo algunas cuestiones que hace que no sea tan fluido como es de desear. Convendría aprovechar más los recursos y mecanismos existentes, y estudiar nuevas estrategias para fomentar la colaboración entre los grupos investigación y las bodegas, en el que se impliquen todos los protagonistas, organismos e instituciones posibles.

 

Otras estrategias

La investigación vitivinícola en España está ampliamente representada en los grupos de investigación enológica que, por iniciativa propia, han venido organizando varias jornadas científicas, algunos de libros de resúmenes han sido publicados (véase Biblioteca de Enoreports). Estos grupos de investigación en el 2001 se constituyeron en la Asociación de GIENOL, siendo ésta un medio interlocutor apropiado para fomentar la colaboración con el sector empresarial, como está reflejado en sus objetivos.

La existencia de los grupos de investigación vinculados a GIENOL ha fortalecido considerablemente la relación y cooperación entre ellos mismos, viéndose reflejado en la realización de algunos proyectos de investigación coordinados entre varios centros y bodegas diferentes, como los proyectos FEDER. Desde la Asociación de GIENOL se ha considerado que puede ser una verdadera fuente de difusión de la investigación que se realiza en los centros públicos, teniendo las bodegas aquí una verdadera oferta del potencial investigador vitivinícola. Así se ha participado en varias publicaciones organizadas por el sector vitivinícola, como la revista Enólogos de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos (líneas de investigación de los grupos) o las publicaciones monográficas de los resúmenes de varias jornadas científicas GIENOL en Enoreports.

Mediante la Asociación de GIENOL se pueden fortalecer, canalizar y fomentar las relaciones con el sector vitivinícola, de forma que se facilite la difusión de la oferta tecnológica de los grupos de investigación, así como la demanda de las bodegas, para orientar adecuadamente las actividades de I+D y aprovechar los recursos existentes.

Otro aspecto a destacar en la investigación vitivinícola es la reciente creación de la Red Iberoamericana de Vitivinicultura dentro del Programa de Cooperación Iberoamericana de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED), con una amplia participación de grupos de investigación españoles. A través de esta red la investigación colaborativa toma unas dimensiones mayores, entre grupos, centros y empresas iberoamericanas, al facilitar todo tipo de actividades que favorezcan el intercambio entre los países y miembros de la red, y destacar el desarrollo de proyectos de investigación CYTED y los Proyectos de Innovación IBEROEKA con participación empresarial.

No cabe duda que la experiencia de los grupos de la Asociación de GIENOL y de la Red Iberoamericana CYTED facilitará la puesta en marcha de la red temática de I+D en España, con la participación de todos los protagonistas posibles, así como la integración en una Red de Excelencia Europea de Investigación Vitivinícola potenciada por el VI Programa Marco de la Unión Europea (2003-2006).

Finalmente habría que pensar en otras muchas estrategias para fomentar y diversificar las actividades de I+D vitivinícola, que a modo de ejemplo podríamos señalar las siguientes:

  • Orientación de nuevas líneas de investigación demandadas por las bodegas.
    · Diversificación en temas de explotación de subproductos o residuos.
    · Reutilización de materias primas o excedentes.
    · Mayor divulgación de la I+D para que el consumidor se acerque mas a los productos.
    · Fomento de la creación de centros tecnológicos para facilitar la participación de las bodegas, especialmente las pymes.
    · Correlación de la I+D con otros departamentos como la distribución, comercial, etc.
    · Explotación de los resultados de investigación mediante patentes o creación de empresas auxiliares con fórmulas mixtas de participación.
    · Impulso de encuentros o reuniones sectoriales entre todos los protagonistas posibles para analizar dichas estrategias y/o ponerlas en marcha, y un largo etc.

Todo esto debe de ir acompañado de un mayor inclinación de los grupos de los centros públicos hacia la I+D colaborativa y/o orientada hacia las demandas de las bodegas, para fortalecer la transferencia y la innovación tecnológica, así como la consiguiente participación de las bodegas y su implicación en la financiación de actividades y lógicamente un incremento de los recursos económicos por parte de las asociaciones empresariales, consejos reguladores y sobre todo las administraciones oportunas.