La zona vitícola asturiana se localiza en el suroeste del Principado de Asturias. Diferentes barreras montañosas protegen el área vitícola de la entrada de las masas húmedas de la costa. En las laderas soleadas y abrigadas de estos valles, aparecen salpicados pequeños viñedos. La mayoría de ellos situados en zonas de fuerte pendiente, a una altitud superior a los 500 metros.

Las cepas se distribuyen siguiendo las curvas de nivel y adaptándose a la pendiente. No es frecuente encontrar terrazas. En algunos de estos valles, era tradicional la colocación de cepas bordeando las fincas y marcando los límites de la propiedad. En otros, los caminos se cubrían con emparrados, de manera que era posible ir de un pueblo a otro bajo la sombra de la vid.

Desde el siglo IX se encuentra documentada la existencia del cultivo de la vid en el occidente asturiano.1 Hasta principios del siglo XX, se cultivaban únicamente variedades de uso tradicional y muy antiguo. Sin embargo, la llegada del oídio, la filoxera y el mildiu, cambió completamente la situación. Se hizo necesario el injerto, se sustituyó el sistema de conducción en «vaso» por la espaldera, y se hizo necesaria la aplicación de tratamientos contra oídio y mildiu. Debido a la necesidad de reconstituir el viñedo europeo, se produjo en aquella época un gran trasiego de variedades y algunas de las más antiguas llegaron casi a desaparecer o quedaron prácticamente olvidadas, aunque la viticultura continuó teniendo gran importancia en la zona. La llegada de la minería en los años cincuenta, la industrialización y la emigración del campo a la ciudad, fue lo que provocó la decadencia del cultivo de la vid en esta área vitícola, hasta llegar casi a su total desaparición en los últimos años del siglo XX. El número de viticultores que recordaban los nombres de las viejas variedades, a finales de los años ochenta, no pasaba de media docena.

A finales de 1986, conscientes del tesoro que desde el punto de vista vitivinícola se conservaba en esta zona, se inició, en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) un estudio, que continuó sin interrupción hasta la actualidad. El primer paso de ese trabajo fue la realización de una amplia revisión de la bibliografía prefiloxérica, con el objetivo de conocer la viticultura y variedades que existían en aquella época. Después se buscaron referencias entre los trabajos publicados con posterioridad a filoxera, con el objetivo de comprobar como había evolucionado el cultivo y que variedades habían sido introducidas. A continuación se mantuvieron entrevistas con los viticultores más ancianos de las distintas aldeas. En este caso el objetivo era recoger la información que se había transmitido de manera oral, sobre las variedades, sus nombres, sinonimias, homonimias, procedencia, características etc. Posteriormente se emprendió una prospección del terreno, en compañía de los viticultores, con el objetivo de localizar ejemplares vivos de todas ellas. Se comprobó que aún se conservaban algunos ejemplares centenarios de las antiguas variedades, en emparrados, e incluso pequeños viñedos prefiloxéricos. Se marcaron numerosas cepas y durante varios años fueron estudiadas in situ. En 1989 se estableció una parcela experimental en el corazón de la zona vitícola asturiana (Concejo de Cangas del Narcea) en la que se plantaron, en igualdad de condiciones, ejemplares de todas las variedades recogidas en Asturias. En 1993, se estableció en la Misión Biológica de Galicia (CSIC), la colección de variedades de vid del CSIC, en la que además de las variedades gallegas, se introdujeron las asturianas.

Sobre cada una de las variedades localizadas se midieron los siguientes parámetros de brote, hoja, racimo y baya siguiendo el método de la OIV (1983):2 códigos 001, 002, 003, 004, 005, 067, 068, 070, 071, 075, 076, 079, 080, 081, 082, 083, 084, 085, 086, 087, 090, 091, 204, 223, 225, 230, 236.

En la tabla 1 se muestran los valores medios de los parámetros analizados para cada una de las variedades. Algunas de ellas resultaron ser variedades únicas, que no existían en ninguna otra zona vitícola del mundo. En otros casos se trataba de variedades ampliamente conocidas, a las que se les habían asignado nombres locales diferentes. Por último, también se encontró un pequeño grupo de variedades foráneas y muy extendidas a nivel internacional, que conservaban sus sombres originales.

 

Tabla 1 Valores medios de los parámetros propuestos por la OIV (1983) para descripción de variedades de vid
[AB: albarín blanco, ALL: albillo, BE: blanca extra, MB: moscatel blanco de grano menudo, AF: albarín francés, AN: albarín negro, CB: cabernet sauvignon, CRR: carrasco, GT: garnacha tintorera, M: mencía, N: negrona, VN: verdejo negro, J: Jaén, MR0: moscatel rojo de grano menudo]

 

Variedades localizadas y estudiadas

Blancas:

Albarín blancoUna de las variedades antiguas y tradicionales de la zona. Recibe este nombre en Cangas del Narcea y se han recogido los sinónimos de blanco verdín (Ibias-Asturias), blanco legítimo (Betanzos-A Coruña), raposo (Boiro-A Coruña) y blanca País (Negueira de Muñiz-Lugo). No tiene nada que ver con el albariño de Galicia.

Albillo: Aunque se conoce con este nombre local, no tiene relación ninguna con el Albillo existente en otras zonas de España. Es en realidad la variedad chasselas, muy utilizada en Suiza.

Blanca extra: Se trata en realidad de la variedad palomino.

Moscatel de grano menudo blanco: Conocida a escala internacional, con ella se elabora el muscat de Frontignan (Francia). Es distinta al moscatel de mesa, en cuanto a forma y tamaño de racimos y bayas. Fue ya descrita en 1807 por Clemente,3 como cultivada en España. En esta zona vitícola produce vinos de calidad.

Tintas:

Albarín francés: No aparece citada antes de la filoxera. Su nombre parece indicar que es de origen francés. Por el momento, no ha sido posible averiguar si se corresponde con alguna variedad francesa.

Albarín negro: Variedad antigua, citada antes de la filoxera.4,5

Cabernet: Se trata en realidad del cabernet sauvignon.

Carrasco o carrasquin: Variedad antigua, también citada antes de la filoxera.4,5

Garnacha tintorera: Se trata en realidad del Alicante Henri Bouschet, muy extendida hasta hace pocos años en Galicia y Asturias, para dar color a los vinos.

Mencía: No existía en la zona antes de la filoxera. Según nuestros estudios,6 podría tratarse de un cruce entre la variedad garnacha y otra vinífera.

Mencía pata de perdiz: Es una variante de la mencía citada en el párrafo anterior, se distingue de ella por la fuerte pigmentación antociánica en raspones y nervios de las hojas. Sus racimos son más sueltos, y la maduración más temprana.

Negrona: Variedad tradicional de la zona vitícola asturiana.

Verdejo negro: Una de las tintas más antiguas e interesantes. Aparece citada en los diarios de Jovellanos7 en 1796.

Rojas o rosadas:

Moscatel rojo de grano menudo: La forma roja del moscatel de grano menudo blanco e igual que ésta, descrita en 1807 en España. 3 Actualmente no se cultiva prácticamente en ninguna zona vitícola.

Jaén: En realidad, un híbrido productor directo obtenido al cruzar labrusca con una vinífera (posiblemente un moscatel). No tiene relación ninguna con las variedades que, con este nombre, existen en otras zonas de España.

 

Bibliografía

Huetz de Lemps A. Vignobles et vins du Nord-Ouest de l’Espagne. Tomes I y II. Institut de Géographie. Bordeaux, 1967.
Office International de la Vigne et du Vin (OIV). Le code des caractères descriptifs des variétés et espéces de Vitis. Ed. Dedon, Paris, 1983.
Clemente S.R. Ensayo sobre las variedades de vid común que vegetan en Andalucía, Madrid, 1807.
Suárez Cantón N. «Asturias vinícola. Breves apuntes sobre el vino de Cangas de Tineo». Revista de Asturias 1879; Año III (14): 219-221.
Suárez Cantón N. «Asturias vinícola. Breves apuntes sobre el vino de Cangas de Tineo». Revista de Asturias 1879; Año III (15): 233-238
Martínez M.C., Santiago J.L., Pérez J.E., Boso S. «The grapevine cultivar Mencía (Vitis vinifera L): similarities and differences with respect to other well known international cultivars». J Int Sci Vigne Vin 2006; 40 : 121-132
Jovellanos G.M. Diarios. Edición J.M. Caso González. Ed. Planeta, Barcelona, 1992