En ITENE son especialistas en el diagnóstico tecnológico de los envases y embalajes de muchos tipos de productos. Concretamente, en el caso del vino, ¿cuáles son los aspectos cruciales para realizar este diagnóstico, tanto en el apartado del envasado como en el del embalaje y transporte?

Hemos de conocer a la perfección el producto, en este caso el vino. Lo primero que debemos tener en cuenta son las características o requerimientos del vino que queramos envasar, por ejemplo, vino joven, crianza, espumoso, etcétera. También se deben considerar las condiciones que se darán durante su etapa de almacenamiento y todo su ciclo de distribución.

Otro aspecto a tener en cuenta son las especificaciones técnicas de los envases y embalajes utilizados en la actualidad. Desde ITENE también consideramos otros factores a la hora de realizar un diagnóstico tecnológico. Entre ellos destacamos el grado de automatización del envasado y final de línea, la legislación relacionada con envase y embalaje, las condiciones medioambientales y la normativa para la exportación, entre otros.

¿Cuáles son los materiales y formatos actuales utilizados en el envasado del vino y cuáles podrían estar en perspectiva por sus potencialidades técnicas?

Actualmente, existe en el mercado una gran variedad de materiales y formatos distintos para el envasado de vino. Sin dejar de lado la estrecha relación vidrio-vino, la elección de un material u otro dependerá del sector de mercado al que vaya destinado el envase y de los requerimientos del producto.

En un mundo como el del vino, donde la percepción sensorial del producto es primordial para la valoración de su calidad. ¿Qué tipos de envases están completamente descartados por su influencia en el perfil sensorial de los vinos y cuáles aseguran mejor la estabilidad de estas características según sus análisis?

No podemos descartar ningún tipo de envase, dado que cada tipo de vino tiene unas exigencias que pueden ser cubiertas por un material u otro. Efectivamente, la percepción sensorial del vino es un factor clave de diferenciación en este sector en general, pero existen tantas particularidades como diferentes variedades de vino.

Para vinos de gama más alta, como el reserva, el material idóneo es el vidrio, ya que ofrece grandes prestaciones para el producto, entre ellas, capacidad de aislamiento (impermeabilidad, inatacabilidad química y neutralidad con el contenido), transparencia, resistencia mecánica, moldeabilidad, posibilidades de esterilización, aspecto y durabilidad.

El vino afrutado se está envasando en la actualidad en la modalidad de lata o botella de aluminio. Es apropiado para espacios donde el vidrio no está permitido, es muy resistente, pesa menos y es reciclable.

En definitiva, lo verdaderamente importante al elegir un tipo de envase para el vino y lo que recomendamos desde ITENE es realizar una diagnosis adecuada para el producto, habida cuenta de la importancia del sistema de envase y embalaje en este sector.

Respecto a la eficiencia en la distribución, ustedes también realizan proyectos de automatización de los procesos de envasado. ¿Cree que estos aspectos están optimizados en la industria vitivinícola o por el contrario aún quedaría mucho trabajo por hacer?

Siempre se puede mejorar y los centros tecnológicos apostamos por la investigación, el desarrollo y la innovación para aumentar la competitividad de las empresas, apoyándoles con nuevos proyectos. En general, podemos decir que en la industria vitivinícola la automatización de los procesos de envasado está muy optimizada, sobre todo en lo que respecta al envasado final de línea, por ejemplo en los procesos de rellenado, envasado, etc.

Cada vez se tienen más en cuenta las denominadas guías de buenas prácticas de envase y embalaje. Según su conocimiento, ¿las aplican habitualmente las bodegas? ¿En qué se basan?

Una guía de buenas prácticas es el resultado de un exhaustivo estudio del proceso de producción de las empresas. En ésta se establece la aplicación de acciones o medidas encaminadas a la mejora de la calidad, incremento de la productividad, eficiencia de los procesos, cumplimiento de la normativa alimentaria y medioambiental, etc. Por lo tanto, las bodegas lo aplican cada vez más en sus procesos, ya que son conscientes de los beneficios que les pueden reportar. Estos cambios que, en principio, pueden parecer no tener importancia, dan resultados rápidos y a menudo sorprendentes por las mejoras que conllevan.

Además, la misión de ITENE como Centro Tecnológico es hacer ver a las industrias que la apuesta por el desarrollo de proyectos de I+D+I en áreas de Embalaje, Transporte y Logística son claves para mejorar en calidad y competitividad dentro de sus respectivos mercados.

¿Qué aproximación debe utilizarse para adecuar envases y embalajes del vino al denominado ciclo de almacenamiento y distribución de ese producto?

Como hemos comentado, la realización de un buen diagnóstico y la detección de puntos críticos en el ciclo de distribución son claves para la mejora y la aplicación de soluciones de envase y embalaje.

La solución más optima depende del estudio previo que hayamos realizado. Puede pasar por la creación de un nuevo diseño de envase y embalaje hasta una buena optimización del espacio de carga.

Bajo su punto de vista, ¿nos podría enumerar los requerimientos mínimos que hay que establecer en el envasado y distribución del vino?

Estos requerimientos están estrechamente relacionados con el vino de que se trate en cada caso, sus particularidades, el ciclo de almacenamiento y distribución en el que se desenvuelva, etc.

En términos generales, un envase como mínimo debe cumplir las funciones de protección, agrupamiento, optimización (evitando el exceso de embalaje), calidad y marketing o publicidad.

¿Existen programas oficiales de evaluación de la calidad de envases de vino? Y si es así, ¿qué consecuencias tienen? ¿Se aplican sus conclusiones?

Los viticultores que se acogen a la denominación de origen se comprometen a mantener la mayor calidad posible, así como también ciertos usos tradicionales en la producción. Por ejemplo, los vinos amparados por la denominación de origen calificada «Rioja» únicamente pueden circular y ser expedidos en los tipos de envase que no perjudiquen su calidad o prestigio, los cuales con carácter general deberán ser de vidrio.Esta normativa también afecta directamente al etiquetado de los envases acogidos a la denominación de origen.

Otro fenómeno cada vez más en boga, es la relación de estos aspectos logísticos con la ecología y la denominada sostenibilidad. ¿Qué aspectos tienen más en cuenta en su Centro Tecnológico a este respecto? ¿Cuáles son los más aplicados y con más futuro en el mercado vitivinícola?

Una herramienta que permite unificar estos aspectos es el ecodiseño, que consiste en la aplicación de una serie de acciones orientadas a la mejora ambiental del producto en la etapa inicial de diseño. Se realiza mediante la mejora de su función, la selección de materiales de menor impacto, la aplicación de procesos alternativos, la mejora en el transporte y en su uso y la minimización de los impactos en la etapa final del tratamiento. En el caso de la industria vitivinícola, la aplicación del ecodiseño puede contribuir a la reducción del envase de vidrio o del papel de la etiqueta, por ejemplo.

ITENE cuenta con una línea de investigación específica de Envases, Embalajes y Medio Ambiente que desarrolla proyectos en esta línea y asesora a las empresas en materia de legislación de envases y residuos de envases (declaración anual de envases, planes empresariales de prevención de residuos de envases y posteriores implantaciones, sistemas de depósito, devolución y retorno de envases y/o embalajes, demostración de la conformidad de los envases y embalajes con la Directiva de Residuos, etc.). También desarrollamos análisis de ciclo de vida, evaluaciones de la ecoeficiencia de los procesos asociados a los envases y embalajes y proyectos de logística inversa.

Para finalizar, ¿cuáles son las principales líneas de investigación que se están llevando a cabo con relación a los envases para este tipo de productos?

Existen diferentes proyectos de innovación y líneas de investigación como el «envase activo» o «inteligente», que nos lleva a tener grandes expectativas para este sector tan relevante en el mercado de la alimentación. En el primero, se utilizan materiales y objetos destinados a ampliar el tiempo de conservación o a mantener o mejorar el estado de los alimentos envasados.

Finalmente, en el «envase inteligente» los materiales y objetos utilizados monitorizan las condiciones del producto envasado, proporcionando información sobre la calidad del mismo durante su transporte y almacenamiento.