Resumen del artículo The history of grape rootstocks and how future needs might be addressed (Walker, M.A.; Riaz, S.; Fort, K.P.; Heinitz, C.C.; Uretsky, J.; Pap, D. Department of Viticulture and Enology, University of California
Davis, CA, USA)
, publicado en ACENOLOGIA 2017, núm.160, julio, dentro del Dossier sobre La diversidad genética de la vid, una herramienta
para afrontar los retos del cambio global La diversidad genética de la vid, una herramienta , coordinado por el Prof. José Miguel Martínez Zapater (ICVV).

El uso de portainjertos en la vid surgió como estrategia para generar resistencia a la plaga de la filoxera (Daktulosphaira vitifoliae) manteniendo la calidad de la uva y la aptitud enológica de las variedades. La resistencia a esta plaga está muy extendida en las especies del género Vitis de Norteamérica, aunque solo tres de ellas tuvieron un papel relevante en el desarrollo de portainjertos: V. riparia y V. rupestris por su capacidad de enraizamiento y V. berlandieri por su tolerancia a suelos calcáreos. Si bien en los años veinte se seleccionaron cientos de portainjertos a partir de cruzamientos entre estas especies, esta actividad quedó prácticamente abandonada hasta los años noventa. Solo recientemente se ha suscitado un renovado interés por la mejora genética de portainjertos, motivada por las necesidades de replantar en los propios viñedos evitando las rotaciones de cultivo, hacer frente al cambio climático aumentando la tolerancia a la salinidad y a la sequía e introducir nuevas resistencias a distintas especies de nematodos o a enfermedades virales. En última instancia, se ha vislumbrado la importancia de aumentar la diversidad genética de los portainjertos para prevenir así la selección de plagas y patógenos más agresivos.

Desde 1989, la Universidad de California en Davis inició un programa de mejora de portainjertos que tenía como objetivo principal la selección de plantas con una resistencia amplia y duradera a nematodos incluyendo tolerancia a enfermedades virales a salinidad y sequía. Fruto de este programa se generaron a partir de 2009 portainjertos de la familia denominada GRN (por Grape Rootstocks for Nematodes) resistentes a nematodos como Meloidogyne incognita, M. arenaria, y Xiphinema index entre otras características. Estas resistencias proceden de especies como Muscadinia rotundifolia, Vitis champinii, V. riparia y V. rufotomentosa. Los portainjertos de la serie GRN también se han utilizado como progenitores para combinar su amplia resistencia a nematodos con tolerancia a la salinidad.

La búsqueda de variación genética para la tolerancia a la salinidad de los portainjertos ha llevado al laboratorio de A. Walker a explorar las capacidades de otras especies del género Vitis nativas del sudoeste de Estados Unidos y del norte de México. Entre ellas, resultan particularmente interesantes las características encontradas en especies como V. arizonica, V. acerifolia, V. doaniana o V. girdiana. Además de la tolerancia a la salinidad algunas de las accesiones recolectadas en poblaciones naturales representan nuevas fuentes de tolerancia al boro o contienen nuevas resistencias a nematodos o a Xylella fastidiosa. La diversidad genética de estas especies, que no habían sido consideradas previamente, puede desempeñar un papel muy importante en la mejora de nuevos portainjertos capaces de afrontar el cambio climático y contrarrestar la evolución de las plagas del suelo.