Los resultados del Acuerdo de Asociación firmado entre Chile y la Unión Europea en febrero del 2003 empiezan a ser visibles. Durante el primer trimestre del año, la industria vitivinícola chilena ha aumentado sus exportaciones en más de un 10% (en ingresos) y en algo más de un 15% (en volumen de exportación). El Acuerdo establece una zona de libre comercio que incluye la liberalización total de aranceles aduaneros y otras medidas no arancelarias. Chile exporta vino embotellado, a granel y en tetra, y vinos espumosos a más de un centenar de países. Los 10 primeros mercados concentraron el 76% de las exportaciones, siendo la Unión Europea el principal mercado de destino, además de Estados Unidos, Canadá, Suecia, Japón y China. Según vinasdechile.com, algunos mercados destacan de manera particular «por el explosivo crecimiento que tuvieron durante el período: en Alemania se aprecia un aumento del 78% en volumen, hacia China los envíos crecieron más de un 100%, en Bélgica un 53% y en Finlandia un 58%. Hay casos más destacados aún como Lituania, donde los envíos se incrementaron en un 938%, Emiratos Árabes Unidos con un crecimiento del 364%, la República Checa con 337%, Corea del Sur con 205% y Cuba con un 158%».

Áreas geográficas % exportación (por nº de cajas) % exportación (por ingresos)
Comunidad Europea 47,59 48,75
Estados Unidos y Canadá 33,53 31,73
Latinoamérica 9,70 8,86
Asia 5,98 7,11
Resto del mundo 3,20 3,55
TOTAL 100 100

En este contexto, el Gobierno de Chile, a través de su oficina de promoción ProChile, está apoyando al empresariado del país con una campaña que recorre Europa y en la que el vino es uno de sus protagonistas. Barcelona, Londres y Hamburgo han sido las ciudades elegidas para «Descubrir los sabores de Chile». Hay que mencionar que el Acuerdo de Asociación entre la UE y Chile es mutuo; es decir, que también las empresas europeas van a tener las mismas facilidades para exportar. Una oportunidad merecida para elaboradores como Miguel Torres, presente en el acto celebrado en Barcelona el pasado 19 de junio, que supieron invertir en ese país entonces apenas emergente y ahora consolidado y «confiable a la inversión». Y es que Chile se presenta como país productor de alimentos y bebidas de calidad, en el que se dan unas condiciones óptimas tanto climáticas como geográficas, pero que también ha sabido cumplir con creces los estándares básicos que cualquier acuerdo comercial requiere (excelentes condiciones fitozoosanitarias, avances en la implementación de programas de buenas prácticas agrícolas, etiquetado de alta exigencia, etc.), además de ofrecer su estabilidad económica en la zona.

 

Algunas reflexiones (¿conclusiones?)

En un artículo que publicaba Wines of Chile a finales del año 2001, Chile pretendía situarse en los próximos años como uno de los tres top entre los países productores del llamado Nuevo Mundo. Entre los objetivos estratégicos planteados en ese momento estaban un crecimiento sostenido del 10% anual hasta el 2006; ingresos de la industria para el 2006 en US$1000 y un consumo per cápita nacional de 21 L. Asimismo, algunas de las acciones concretas que se proponían en diciembre del 2001 eran, por ejemplo, lograr en el 2006 la participación en, al menos, un evento anual por mercado relevante [estamos en el 2003 y una de las sesiones de Vinexpo ha estado dedicada a Chile]; también para el 2006, se programaba la realización de una campaña genérica de marca en tres de los principales mercados; instituir un Wines of Chile Annual Tasting; abrir oficinas propias en el Reino Unido, Estados Unidos y Alemania; ampliar la oferta exportable: que un 20% sea de variedades emergentes; que exista sólo una organización que represente los intereses de la industria en el exterior; ser considerados productores de súper premiums; crear un Club de Carmenère, posicionando a esta variedad como cepa emblema; posicionar también un grupo de productores de vinos orgánicos; apoyar fuertemente las rutas del vino, como destinos de turismo de relevancia en Chile, etc…

Pero, además, no todo es promoción, inversión y turismo. La vitivinicultura chilena se apoya en la labor investigadora ejercida desde centros como la Pontificia Universidad Católica de Chile, la PUC, cuya Facultad de Ciencias Biológicas trabaja desde 1997 en el Proyecto Ciencia, Vino y Salud. Asimismo, el Centro del Vino, adscrito a la PUC, desarrolla numerosos proyectos, desde el «Proyecto genoma de la vid» hasta la «Red Nacional de Viticultura de precisión» y, de forma destacada, «Vinificación: tecnologías avanzadas y optimización» que pretende desarrollar la tecnología necesaria para que la industria vitivinícola chilena asegure y mejore su posicionamiento en los mercados.

Por su parte, los pequeños artífices de todo ello, los enólogos, son un colectivo bien organizado con una de las formaciones académicas más exigentes del mundo, y tanto la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos de Chile como la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal (FAIF, PUC) así lo atesoran.

Chile ha sabido combinar, en dosis que parecen idóneas a la vista de los resultados, las acciones de promoción, la rigurosidad en los sistemas de elaboración y el control de calidad, y el esfuerzo investigador e innovador. Sinceramente, el catálogo de buenos propósitos formulado en el 2001 no tiene nada que envidiar a las conocidas estrategias australiana y sudafricana. De momento, el tiempo parece correr a favor de los chilenos: ya están consiguiendo que este 2003 más se asemeje a su futurible 2006.

Para saber más del mercado chileno:

Viñas de Chile: http://www.vinasdechile.com
Chile Vinos: http://www.chilevinos.cl
Andes Wines: http://www.andeswines.cl
Wines of Chile: http://www.winesofchile.com Centro del Vino – CEVIUC: http://www.ceviuc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC): http://www.puc.cl/
Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal – FAIF: http://www.faif.puc.cl
Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos de Chile: http://www.enologo.cl Además, se pueden consultar datos específicos de las exportaciones del primer semestre del año se pueden consultar en el portal vinasdechile.

Las claves históricas y geográficas de un éxito enológico

Con una antigüedad de más de 450 años, la viticultura chilena va unida a la llegada de los conquistadores españoles a mediados del siglo XVI; se tiene registro de que la primera cosecha de uvas fue la del año 1531.

A finales del siglo XIX, la historia del vino chileno cambia de rumbo: la filoxera, que devastaría tantos viñedos en Europa, también provocó que muchos enólogos emigraran a América del Sur, y precisamente en Chile encontraron un país de acogida con unos valles que tenían la combinación ideal de tierra, luz solar, temperatura y humedad.

Hoy día Chile dispone de extensas plantaciones de vides de variedades finas, provenientes de cepas introducidas en el país durante el siglo XIX con plantas madre prefiloxéricas. En 1851, Silvestre Ochagavía, auténtico artífice de la vitivinicultura chilena moderna, empezó a sustituir las uvas plantadas por los españoles por variedades francesas como cabernet sauvignon, cabernet franc, malbec, merlot, pinot noir, sauvignon blanc, semillón y riesling.

Hitos históricos del vino chileno

El valor geográfico

Las regiones vitivinícolas chilenas son: Atacama, Coquimbo, Aconcagua, Valle Central y Región del Sur, y en ellas nacen los mejores vinos de cabernet sauvignon, merlot, semillón, sirah, chardonnay, sauvignon blanc, riesling, gewürztraminer y carmenere, las principales variedades que se cultivan en el país andino.

De acuerdo a la ley chilena, para que un vino lleve en su etiqueta el nombre del valle, por lo menos un 75% de la uva con que fue producido debe provenir de dicho valle. Los más codiciados son:

  • Región de Coquimbo: Valle del Limarí.
    · Región de Aconcagua: Valles de Aconcagua y de Casablanca.
    Región del Valle Central: Valles del Maipo; de Rapel; de Cachapoal; de Colchagua; de Curicó; del Teno; de Lontué; del Maule.
    · Región del Sur: Valles del Itata y del Bío-Bío.

Chile basa su producción de vino en una mezcla de suelos naturales de calidad y microclimas favorables, que de norte a sur recorren un territorio biológicamente aislado, por ser la mayor zona cultivable del mundo que escapó de la filoxera. Precisamente, a unos 250 km al sur de la capital, en el mencionado valle del Maule, se encuentra la mayoría de los viñedos que producen carmenere, cuya cepa y variedad homónimas, siendo originarias de Burdeos, se perdieron prácticamente en Francia y, por extensión, en todo el continente europeo como consecuencia de la filoxera. La producción mundial de carmenere prácticamente se limita a una quincena de bodegas de esta zona (y de alguna otra en Chipre, territorio que también escapó al desastre).

La combinación de una buena gestión y grandes avances en investigación (uno de los proyectos de la PUC se centra en el estudio de esta variedad) pronto van a convertir a carmenere en sinónimo de éxito.