Vídeo de la intervención de Miquel Torres en el Congreso Internacional ACE de la Enología y el Cava 2022 el 11 de noviembre de 2022, y resumen de su ponencia.

 

El conferenciante expuso el caso práctico de las bodegas Familia Torres. Una familia de agricultores desde el siglo XVI en el Penedès, que en 1870 empezaron a elaborar sus propios vinos con su apellido: Torres.

“Nuestro camino de lucha contra el cambio climático se inicia en el 2008. En estas fechas se emite la película An Inconvenienth truth de Al Gore, que toda la familia ve y toma conciencia de lo que estaba pasando, poniéndose en marcha diversas acciones.”

Se creó un proyecto denominado Torres & Earth, que es un mosaico de diferentes proyectos enfocados en la reducción de la huella de carbono. Se empezó por calcular la huella de carbono y realizar los cambios pertinentes en las bodegas, incluso con los proveedores (“si tú me demuestras que estas reduciendo tu huella de carbono, te vamos a comprar a ti, aunque seas un poco más caro”). Se empezó a invertir en la generación de energía con placas fotovoltaicas en todas las bodegas del grupo, instalando además una caldera de biomasa, evitando con todo ello las energías fósiles. También se modificó la arquitectura de las bodegas, aislando térmicamente las tinas de acero inoxidable, evitando fugas. El paso siguiente fue la utilización de vehículos eléctricos. Asimismo, se empezó a plantar viñas a mayor altura para adaptar e proyecto a la nueva situación climática. Se plantaron bosques (“hoy tenemos más hectáreas de bosque que de viñedo”) para compensar parte de la huella de carbono. Se introdujo la viticultura regenerativa, y otro avance fue que en 2021 se consiguió recuperar parte del CO2 de la fermentación, que puede tener otros usos en la bodega. En 2020 se alcanzó el primer hito propuesto: reducir las emisiones de CO2 en un 35% por botella. El próximo objetivo es reducir a final de este año 2022 un 60% las emisiones de CO2, para alcanzar en 2040 la neutralidad de carbono.

Con el convencimiento de que cuantas más empresas fueran entrando en esta dinámica sería mejor para el medio ambiente se entró en contacto con otras compañías, en concreto con Kedall Jackson (EE. UU), con la que Torres fundó la International Wineries for climate Action. Ahora ya hay muchas bodegas que están asociadas, y que deben demostrar que como mínimo ya han reducido un 20% su huella de carbono. Se buscó una certificación que pudiera demostrar que había avances reales.

Otras acciones que se han desarrollado han sido buscar regiones más elevadas para plantar viñedos, recuperar variedades ancestrales de Catalunya, que actualmente son cerca de 60. “Pero también no hicimos preguntas como ¿Por qué no se tiene en cuenta en las reglamentaciones, las emisiones de carbono en la viticultura convencional o biodinámica? ¿Por qué Europa ha perdido el 50% en fertilidad de sus suelos en los últimos 50 años? ¿Por qué se está perdiendo la biodiversidad en los ecosistemas? ¿Por qué los suelos de nuestros viñedos tienen tanta erosión superficial? Y finalmente ¿Por qué los bosques capturan carbono y los viñedos no?”

En los viñedos en pendiente se aprecia en las cepas que los nudos del empalme entre el pie americano i Vitis vinífera, están cada vez más alejados del suelo. Esto viene provocado por la erosión y se sabe que cada centímetro de nudo superior al suelo indica una pérdida de 134 toneladas de suelo superficial por hectárea.

Allan Savory, un referente en la gestión agrícola holística, pasó gran parte de su vida en África y llegó a la conclusión de que, en la naturaleza, los grandes pastizales son clave para restaurar la fertilidad del suelo. La agricultura regenerativa está basada en un único concepto simple: “imitar a la naturaleza”.

Desde esa perspectiva, la cubierta vegetal tiene como objetivo almacenar el máximo carbono posible y crear más biodiversidad y vida microbiana.

 “Cuando vimos que nuestros viñedos, aun teniendo el certificado de viticultura ecológica, estaban emitiendo carbono a la atmósfera, lo que hicimos fue regenerar 1100 ha en Catalunya, pasando de viticultura ecológica única a viticultura regenerativa (por un período de unos 10 años). Debemos aprender a manejar la cubierta vegetal. Hay que ir proporcionando más nutrientes al suelo, utilizar más compost y volver a equilibrar esta materia orgánica.”

El mulching preserva la humedad de la viña, enfría los suelos, protege contra la erosión, aumenta la materia orgánica y mejora la biomasa.

El trabajo con los animales también es importante: las ovejas. Es importante hacer un pastoreo planificado, pasando por distintas cubiertas vegetales sin que lleguen a estropearla (la densidad de animales/parcela es importante). El proyecto trabaja con ovejas y también con aves mediante gallineros móviles.

Todo lo que produce el viñedo no vinificable debe devolverse al suelo: los sarmientos, la raspa, toda la materia orgánica. También se incrementa la biodiversidad introduciendo insectarios, zonas hortícolas, colmenas y balsas para anfibios. Es conveniente no restringirse a un solo cultivo: se puede elaborar vino, aceite y otros productos. Otra experimentación es llevar el bosque hacia el viñedo, puesto que el bosque es el objetivo a imitar en cuanto a biodiversidad y vida microbiana. Los resultados del cultivo regenerativo son a largo plazo, pero los resultados ya son visibles desde el primer año.

El problema del cambio climático no son solo los combustibles fósiles, hay que recordar que nuestros suelos han perdido la capacidad de absorber carbono. Si no conseguimos recuperar esta fertilidad en los suelos, se va a hacer muy difícil luchar contra el cambio climático. La UE está trabajando en ello y está viendo cómo puede recompensar a los agricultores que están haciendo este camino.

“Hemos creado esta asociación de agricultura regenerativa en la que están invitados personas de todo el mundo que ya están aplicando esta agricultura con buenos resultados y compartimos experiencias. Esta próxima vendimia ya va a estar operativa una certificación de que se trata de una viticultura regenerativa, donde cualquier viticultor de España, pero también de todo el mundo, la quiera utilizar y demostrar que están haciendo estos cambios en el viñedo y utilizar este símbolo en las botellas de sus vinos. Es una certificación de que se ha realizado una auditoria de los suelos y una serie de procesos y cada tres años se realizará una nueva auditoría para comprobar si se está siguiendo correctamente.”

“Preservar la fertilidad de nuestros suelos es preservar la Tierra para las generaciones futuras. Existen 7.400.000 ha de viñedo en el mundo, si todas estas hectáreas estuvieran en régimen regenerativo, se absorbería una cantidad significativa de carbono, con lo que una parte de este 20% de problemas del cambio climático que provienen de la agricultura desaparecieran y podríamos brindar con vinos que no están favoreciendo el cambio climático sino todo lo contrario.”

 

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