Soy Eduard Viader Cayón, nacido en Sant Sadurní d’Anoia el 21 de agosto de 1987. Llevo en la sangre la historia de una saga de médicos y boticarios, establecidos en Sant Sadurní desde 1823, que ha dejado un legado de conocimientos enológicos incalculables para diversas generaciones de viticultores y enólogos del Penedès y de todo el país. He estado toda mi vida vinculado al mundo del vino. Mis primeras cosechas las viví en Ibiza, donde mi padre asesoraba una bodega y pasábamos los últimos días del verano, entre uvas, mosto y bagazo.

Empujado por mi espíritu independiente y con ánimo de ganar algo de dinero, empecé a vendimiar a los 14 años para Gramona y continué con la campaña de Navidad en la misma bodega, siempre en sábado porque durante la semana debía asistir a la escuela.

Creo en los vinos honestos, en los vinos que muestran un origen, una cultura, un territorio, un paisaje. Vinos que nos muestran la variedad y el terruño, limpios. Creo en un Penedès mejor y más reconocido, donde nuestra historia y tradición se puedan valorizar y sitúe a nuestra viticultura en el lugar que merece. Creo en un Penedès donde las bodegas tengan prensa y entren uvas, donde realmente haya una industria transformadora. Un mosaico de pequeñas bodegas que aporten valor a toda la cadena. Creo en un futuro esperanzador donde podamos preservar esta comarca de la voracidad del área metropolitana de Barcelona.

Aprendí el oficio de cavista en las históricas bodegas Santacana Roig, que asesoraba mi padre, a base de realizar todas las tareas, desde bodeguero a arrimador y degollador. Mientras continuaba con los estudios hasta graduarme en Ingeniería Agraria y Alimentaria en la Universidad de Lleida comencé a elaborar mis propios cavas en aquella bodega, y acabé quedándome con la empresa ya que los propietarios no querían seguir el negocio. Así fue como nació Muscàndia. Era el año 2010.

En junio, al terminar la carrera, decidí hacer vendimias por el mundo, comenzando por la más inminente y de proximidad y fui a parar, otra vez a Jaume Gramona, que me acogió magníficamente. Ya tenía bodega y visado para la siguiente, esta vez en Marlborough, Nueva Zelanda, pero Jaume me ofreció trabajo fijo como responsable de viticultura y de I+D. Esta oportunidad, junto al contexto de crisis económica de aquel momento, me hizo abandonar la idea de viajar por el mundo, pensando que ya lo haría más adelante. Pues bien, seguí en Gramona casi 14 años, hasta diciembre de 2023, donde he hecho de todo, pero especialmente responsable de producción. Ahora, con mi bodega en marcha, y con una familia creada, ya no encuentro disponibilidad para viajar haciendo vendimias por el mundo.

Paralelamente y poco a poco fui desarrollando mi proyecto de bodega. 2016 fue un año clave, ya que compré la finca Can Rossell de la Llena, una antigua masía del siglo XIV en ruinas y la bodega anexa del siglo XIX, en el mismo estado. Reconstruí la bodega y en 2020 trasladamos la producción del centro de Sant Sadurní a la ubicación actual. Desde entonces el proyecto ha alcanzado una seriedad notable, llegando ya en los últimos años a cultivar nosotros las viñas y vinificar el 100% de la producción propia y la de viticultores de nuestro entorno que han puesto su confianza en este proyecto. Son viñas del Penedès nororiental, con suelos menos profundos que la zona central, menos productivos, que transmiten una capacidad de guarda muy elevada.

Elaboramos espumosos de la forma más respetuosa posible, tanto para los vinos como para el medio. Cosechando a mano y prensando la uva entera. Los espumosos de larga crianza son envejecidos con tapón de corcho, y la totalidad de botellas son removidas manualmente en pupitre y degolladas a mano en caliente. La bodega está concebida de forma que el impacto visual sea mínimo. En cuanto al impacto ambiental, está aislada de la red eléctrica y nos abastecemos de forma 100% autónoma con energía solar y baterías, el vehículo es eléctrico y disponemos de recogida de aguas pluviales para el riego de jardines. Por lo que respecta al envase y embalaje, hemos reducido el peso de las botellas, usamos cápsulas libres de plástico, precintos de papel, cajas con cartón sin blanquear y poco tintadas, etc. La sostenibilidad como único camino para preservar el Penedès y el planeta.

Actualmente estamos inmersos en cambios profundos: el pasado diciembre abandonamos la DO Cava, hemos cambiado la marca de “Muscàndia” a “Viader” y acabamos de ser admitidos como 14º miembro de la asociación Corpinnat. Estoy convencido que ese es el camino para poder valorizar y poner en lo más alto de la parrilla a nivel mundial una zona histórica de vinos espumosos.

Finalmente, quisiera mostrar un agradecimiento infinito a todas aquellas personas que me han ayudado, sobre todo en momentos difíciles. No las nombraré porque afortunadamente son muchas. Gracias a ellas tengo la suerte de vivir de la viña y del vino, y disfrutar cada día de todas las tareas que me toca desarrollar como elaborador en una pequeña bodega.