La estrategia que da mejores resultados en investigación y desarrollo (I+D) dentro de áreas pluridisciplinarias como la industria vitivinícola es combinar una masa crítica de investigación desarrollada internamente en las empresas con el trabajo de un centro público que pueda aglutinar todo un abanico de disciplinas relacionadas con el sector en estudio. Todo ello, que parece tan evidente y fácil de expresar, no resulta sencillo de llevar a la práctica, sobre todo si consideramos las características históricas del país en que nos encontramos, con poca tradición de inversiones en I+D del sector alimentario, con proporciones que escasamente llegan al 0,5% del volumen de ventas.

Por desgracia para el mundo enológico, las áreas de estudio son muy variadas, lo que significa que, para ser competentes frente a otros países, los recursos destinados a los centros públicos deben ser importantes. La retroalimentación entre centros de investigación pública y empresa privada es un hecho a considerar en el momento de centrar los temas de interés en investigación pública y, a la vez, disponer de interlocutores válidos por parte del sector privado. No se deben olvidar las ayudas fiscales de que actualmente disponen las empresas por áreas de investigación, que pueden llegar hasta el 45% del total del gasto. Y también es preciso considerar que áreas como márketing e informática pueden entrar en el paquete de descuentos fiscales, siempre que se refuercen con los proyectos de innovación correspondientes. En ayudas, resulta imprescindible prestar atención a las convocatorias de los diferentes organismos públicos, y a las subvenciones o créditos blandos, con posibles períodos de carencia.

Para la empresa, una optimización de recursos y una política de investigación a largo plazo son imprescindibles de cara a la continuidad de sus programas de desarrollo tecnológico. Un aspecto que no se utiliza suficientemente es el intercambio de investigadores con los programas de doctorado del ámbito universitario y, en general, de personal científico formado. Tal vez porque antes las empresas deberían conocer las ventajas económicas de utilizar este tipo de recursos humanos.

 

Necesidades específicas

Por lo que respecta a aspectos más específicos de las necesidades de investigación, debemos citar la falta en nuestro país de estudios serios en las áreas de ingeniería de procesos enológicos, fisicoquímica de la extracción de compuestos de interés en todo el proceso de vinificación, investigación de variedades autóctonas nuevas y selección clonal, estudios sobre enfermedades de la vid y minimización de problemas como el estrés hídrico o, por el contrario, el excesivo vigor.

El éxito de la industria enológica no depende tan sólo de la política de I+D, sino de la integración de diferentes áreas, como son la distribución de los productos, las facilidades legales y las ayudas por parte de la Administración. Éste ha sido el decálogo que la industria vitivinícola australiana ha elaborado y que tan buenos resultados ha obtenido: el sector vinícola ha experimentado un crecimiento anual del 20% en los últimos cinco años.

Para terminar, no podemos dejar de citar las posibilidades de explotación de subproductos del ámbito vitícola y la posibilidad de buscar financiación mediante sociedades de capital riesgo para explotar los resultados de I+D de las empresas.

La conclusión es que las empresas del futuro tienen la necesidad de integrar los diferentes departamentos en una estrategia de juego más global, en la que las posibilidades son variadas e importantes, pero en la que la competencia cada vez estará más presente.

 

Agradecimientos

Agradecemos a los profesionales y expertos del sector como Raül Bobet (Bodegas Torres) y Santiago Mínguez (Incavi) por las reflexiones que han compartido con nosotros y que han permitido elaborar la introducción a este dossier.