Durante años la declaración de la 56a Asamblea General de la OIV de Liubliana de 1976 ha sido el documento más solicitado de la edición digital de la revista ACENOLOGIA.COM. Seguramente ha sido así porque, aun siendo el documento donde se explicita por primera vez y de forma oficial por un organismo internacional qué es y qué debe saber un enólogo, no hay otra fuente del documento en Internet. La propia OIV desconoce la existencia de su 56a Asamblea en la colección histórica de sus actos y celebraciones. El documento, de hecho, a pesar de estar superado por resoluciones posteriores como la de 2004, todavía tiene una demanda de más de cien visitas a la semana de media al servidor de la revista.

Así pues, el 2006 ha sido un aniversario silencioso por lo que a la repercusión oficial de la Declaración respecta, pero esta sigue siendo recordada y utilizada por profesionales de todo el mundo que le hacen su homenaje particular manteniendo su vigencia con sus consultas.

En estas tres décadas, la profesión enológica se ha enriquecido de forma hasta ahora desconocida, y lo ha hecho gracias a las aportaciones de un considerable número de ciencias y tecnologías. Porque el enólogo es un profesional que tiene los pies fuertemente asentados en la tradición de su oficio y la mente atenta a las novedades científicas que están innovando continuamente su tarea. Y esto no solamente no debería representar ningún conflicto, sino que debería ser una ventaja en el progreso de la profesión.

Se debe, pues, aprovechar el momento y dar un paso más en la misma dirección: incorporar el conocimiento a la estructura de la profesión y gestionar todo aquello que la ciencia puede ofrecer al vino, sin apriorismos ni desconfianzas respecto a la evolución de ciertas prácticas. Con la responsabilidad del profesional, pero con la libertad del científico.

Liubliana es un ejercicio cotidiano de reconocimiento que los enólogos hacen sobre sus orígenes. A esta mirada hacia las raíces se debe añadir la reflexión sobre la prospectiva, las expectativas, los límites de la enología del futuro.

Por eso hay que aplaudir la iniciativa de la Asociación Catalana de Enólogos de proponer para el congreso anual 2007 la discusión sobre los límites de la enología. No se trata de una iniciativa osada, aunque no hemos encontrado precedentes en otros congresos internacionales recientemente celebrados. Se trata de una propuesta necesaria, casi urgente. Han pasado 30 años y el futuro no puede esperar más.